viernes, 13 de marzo de 2009

mira niñita

Dicen que las cosas dichas de corazón siempre funcionan, siempre resultan. Dicen que querer es poder y que no hay nada en este mundo que pueda impedir que tus deseos se cumplan. Dicen tantas estupideces que dicen que a palabras necias oídos sordos.
No sé en qué momento de mi vida estaba cuando escuché ese consejo, seguramente estaba allá arriba, donde siempre vivo y de donde debería bajar de vez en cuando.
Nunca aprendo la lección. Quiero bajar, quiero ser real, me cansé de ser una ilusión creada por mí. No se ser yo, no sé si lo he sido y no sé si debería serlo.
Traté, traté y creo que lo hice, a mi modo, pero lo hice. No pensé lo que hacía, dicen que pensar mucho es malo...también están equivocados.
Las palabras se van con el viento, da lo mismo de la forma que vayan escritas… el viento se las lleva de la mente de quién simplemente no tiene interés. Y eso está perfecto. Nadie es nadie para obligarte a nada, menos a hacer caso a un par de frases, vengan o no del corazón.
Hoy noté o me hicieron notar (no importa mucho al fin y al cabo) que quizás yo realmente no estaba incidiendo en nada en la vida.
Soy un camaleón, lo acabo de decidir.
La gente ve mi lado que yo quiero mostrar, para camuflarme. ¿Razones? Muchas, ocultarme, destacarme, entre otras.
Por los demás. Dice la biblia que la gente buena se va al cielo, pero yo me di cuenta que vive un infierno, provocado por mi o por los demás, es un poco de todo hoy en día.
Traté de ser sincera, lo fui… pero no hay nada más que hacer.
Sólo quise ser un pavo real. Los machos, que se preparan y muestran su lado bonito, se embellecen. Da lo mismo.
Quise dar y lo hice saber, no me importaba nada, pero nada de nada.
Soy tonta a veces.
Soy nada, já…sí, eso me dijeron o insinuaron, es igual.
Voy a reiciniar(me).
No se aceptan preguntas.
A esperar el alba.

sábado, 17 de enero de 2009


Hoy es uno de esos días en que sientes la necesidad de traspasar todo lo que pasa por tu cabeza a un papel (virtual en este caso) para ordenar tu vida y entenderte mejor.
Suelo hacerlo, tengo la tendencia de ordenar, de meditar, de planificar y meticulosamente actuar luego de haber pensado semanas e incluso meses… pero suelo hacer todo esto sola, es que siempre creí que yo estaba aquí para ayudar ala gente que amo, para velar por su bienestar y asegurarme de que todo estuviera perfecto para ellos, cuidar hasta el más mínimo detalle y estar siempre ahí… para ellos. ¿Y yo?, Eso no importaba, nunca importo… yo podía solucionar mis problemas sola, lloraba conmigo misma, me contaba mis problemas y con mi ayuda llegaba a una solución conveniente pero nunca arriesgada. Eso era hasta ayer u hoy en la madrugada para ser más exactos.
En mi burbuja nunca noté que estaba rodeada de tanta gente que si estaba apta para ayudarme, que quizás podía solucionar todos mis problemas y dudas que llevo durante tantos años, o quizás lo noté… pero no quise aceptarlo en mi afán de parecer aquella mujer fuerte y fría que siempre he dado la imagen de ser. Si bien siempre he estado abierta a conversar sobre mis cosas con la gente, debo de confesar que nunca había hablado de un problema que realmente fuese importante para mi… no confío fácilmente en la gente, y aprovecho esta ocasión para disculparme con mi entorno por ser así, se que mucha gente ha estado dispuesta a ayudarme, pero toda esa gente sabe lo orgullosa y terca que soy, y también lo débil que puedo llegar a ser, es que el miedo a salir herida me atormenta y siempre ha sido así.
En fin, ayer fue un día de aquellos a los que yo estaba acostumbrada, una vez al mes, aproximadamente me venía un desgano fatal, que me hacía llorar todo el día sin razón, bueno, aparentemente sin razón.
Y es que ayer, mágicamente o no tanto, una persona que yo siempre creí que iba a estar bajo mi ala, que siempre creí que iba a necesitar de mi y yo nunca de él (de esta forma) llegó a ayudarme… y no se fue hasta que lo consiguió. Y aunque por cada 50 palabras yo dije una, él no se rindió y habló y habló y dio en el clavo. Me dijo lo que necesitaba oír y más. Y lo escuché, lo que es más increíble aún… es que ahora entiendo, no es lo mismo recibir un consejo de una persona que te quiere mucho (aunque sea con buena intención, es por mi tipo de personalidad) a recibir un consejo de alguien que te ama de lo más profundo de su corazón y que yo amo con la misma intensidad.
Yo quiero agradecer a mi hermano, la persona más importante en mi vida… por todo. Por recordarme que él está aquí para cuidarme y que yo estoy aquí para lo mismo y mucho más. Por decirme que soy una persona que tiene mucho que dar y que mucha gente estaría feliz de recibir.
“Yo tengo mi vida planificada hasta los 80 años Coni, pero no puedo hacer nada de lo que quiero si tu no estás ahí”.

Te amo Alonso